La arquitectura, como el cine, la moda y el diseño constituye un producto cultural que se fabrica aquí entre los límites de la industria, el arte y el conocimiento, con una pasión imaginativa y unos poderosos recursos que -en el caso de nuestra arquitectura- están teniendo una expansión y un reconocimiento sin precedentes. La diversidad es un valor que vende bien la arquitectura hecha en España, y el prestigio de la formación académica del arquitecto español junto con su versatilidad y capacidad creativa hacen que nuestros arquitectos sean extraordinariamente competitivos en los mercados internacionales.