Área de Presidencia

Inmersos en plena pandemia COVID19, con singulares circunstancias y consecuencias en nuestra forma de vida, el ciudadano está adoptando una nueva mirada sobre la arquitectura y el urbanismo, detectando su capacidad de mejorar la vida de la sociedad. Quizás el COVID19 ha sido el catalizador de unos cambios en la relación de la sociedad con la ciudad y sus edificios que ya se estaban produciendo. La forma en la que la pandemia ha reordenado nuestras prioridades ha puesto en evidencia las carencias de un entorno construido de calidad.

Una vez llegados a este punto, en el que el ciudadano cree firmemente en las ventajas de un buen diseño arquitectónico y urbano y, en consecuencia, su contribución al bienestar individual, asumimos nuestro compromiso como arquitectos para explicar que las casas y los edificios no son elementos arquitectónicos aislados. Los beneficios de la calidad arquitectónica alcanza diferentes escalas, desde la vivienda, a los edificios, a los barrios y manzanas de una gran ciudad y el territorio.

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La sociedad y las administraciones han de saber que a través de la planificación urbana se contribuye a la mejora de la forma en la que nuestras ciudades crecen y, sobre todo, en este momento, se rehabilitan y se regeneran. El potencial que tiene la actividad ligada al urbanismo y la arquitectura va a ser clave en el futuro, a medio y largo plazo. La reconversión de nuestros entornos urbanos desde una lógica contemporánea en la que primen todos los criterios de sostenibilidad es una de las líneas de ayuda de financiación europea más importantes. Es el momento clave para aprovechar este catalizador económico para reconvertir los modelos de ciudades hacia un futuro mejor.

En nuestro entorno regional existen oportunidades extraordinarias que pueden servir de ejemplo creando ciudades adecuadas a su tiempo. La regeneración de los centros históricos de nuestros municipios, la oportunidad histórica de la llegada del AVE a la ciudad de Murcia, la reconversión del Puerto de Cartagena hacia su entorno urbano próximo, la implementación generalizada de soluciones basadas en la naturaleza, la adecuación de los modelos a la peatonalización y la movilidad sostenible o el desarrollo de nuevos planes con dimensionados a las verdaderas necesidades sociales, son algunos de los elementos a tener en cuenta en el diseño urbanístico.

Por otro lado, si no perdemos de vista los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los esfuerzos en la rehabilitación no deben limitarse al ámbito energético, tenemos que ir mucho más allá, buscando la oportunidad de recuperar el espacio público perdido, que es nuestro mayor capital como ciudadanos. Creemos que ha llegado el momento de entender la arquitectura y el urbanismo como un derecho colectivo. Para ello, estos ODS tratan de devolver a la palabra "ciudad" su significado: la ciudad aporta habitabilidad, sociabilidad, busca un intercambio de conocimiento, y lo que hagamos ahora lo recibirán generaciones futuras.

Es necesaria una transformación profunda de las ciudades para responder a las necesidades de sus habitantes, donde tengamos como referente la Agenda 2030 y dispongamos para llegar a tal fin de instrumentos de planeamiento más ágiles, más flexibles, más acordes con los tiempos que vivimos, al igual que la administración como órgano sustantivo mucho más eficiente.

Los ODS de la Agenda 2030 ponen el foco en la necesidad de apostar por políticas urbanísticas que, desde una perspectiva integral, contribuyan a acelerar la transformación profunda que necesitan nuestros pueblos y ciudades para ser más saludables, sostenibles, justos e inclusivos por el bienestar de las personas. Y se requiere esa transformación, porque las ciudades fueron construidas de acuerdo con formas de vida que ya no son las nuestras, que consumían recursos naturales que ahora somos conscientes que son limitados. Además de considerarlo una prioridad, inmersos como estamos en esta crisis sanitaria-económica, pensamos, que es una oportunidad si queremos contener la depresión económica. La actividad del sector es uno de los pilares sobre los que construir el futuro.

Y por ello, es preciso un plan estratégico integral que coordine las políticas de vivienda, rehabilitación, regeneración urbana, transición energética, digitalización y agilización administrativa en sintonía con la Agenda Urbana Española. Necesitamos nuevos instrumentos estatales, autonómicos y locales para un marco económico, normativo, financiero y administrativo que impulse la actividad en los próximos años. Esta transformación estructural sobre la forma de hacer ciudad que demandamos, estamos convencidos que es una de las bases más importantes de la construcción del futuro de nuestra sociedad.

Mejor urbanismo y mejor arquitectura producen una mayor calidad de vida. La ecuación es simple, apostemos todos por ella.

Tribuna de la tesorera del CSCAE y decana del COA Murcia, María José Peñalver, publicada en La Verdad de Murcia. 8/11/2020

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