Área de Presidencia

Algunos retos compartidos en una sociedad abierta y en un estado de derecho

Jordi Ludevid i Anglada. Presidente del CSCAE.

8 de marzo.

Jornada Formativa organizada por el Colegio de Arquitectos de Murcia.

 

1 Los colegios profesionales ante la ley de defensa de la competencia

2 Las especialidades de la Arquitectura para la salvaguarda de la libre competencia

3 El alcance de las reservas de actividad para los arquitectos

4 Los honorarios profesionales en el marco de la libre competencia

 

Ilmo Sr Consejero de Fomento del Gobierno de Murcia, Ilmo Sr Decano del Colegio oficial de Arquitectos de Murcia, Sra Sub Directora General de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, Autoridades, compañeros arquitectos, profesionales de la Región de Murcia, amigos, muy buenas tardes.

Deseo ante todo expresar unos sinceros agradecimientos.

En primer lugar, al Consejero de Fomento, que nos honra con su presencia y  da a esta Jornada una dimensión transversal y una transparencia valiosa.

En segundo lugar, a la Sub Directora de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia, Doña Carmen Lillo, por su presencia, y por su acreditada y meritoria disposición a la explicación, a la divulgación y al diálogo, también a la exigencia, con el mundo profesional, sobre las complejas tareas que por ley, la Comisión tiene encomendadas. Muchas gracias, Carmen.

En tercer lugar, aunque no en menor cuantía, deseo agradecer al Decano de Murcia, mi compañero Antonio García Herrero, su amable invitación para participar en esta Jornada. Y también expresarle, públicamente, dos reconocimientos. El primero, por su excelente y leal gestión del expediente que da origen a la Jornada. Y el segundo, por su ambición, que comparto con él plenamente, de trabajar con ilusión para convertir esta Jornada, en una oportunidad, evitando por tanto dejarla, en un mero trámite.

Muchas gracias pues a los tres. También a todos los ponentes. Y por supuesto a todos ustedes, muchas gracias por su asistencia.

 

Siendo como es la arquitectura, un factor constitutivo de la identidad europea, quisiera aprovechar esta oportunidad, en cierto modo única, que hoy se me brinda, para compartir, con las instituciones que nos acompañan y con todos ustedes, las posiciones e intenciones, los compromisos, del Cscae y de los Colegios de Arquitectos a los que represento, en relaciónal imprescindible respeto que debemos, a la normativa de la libre competencia, en una sociedad abierta y en un estado de derecho, perteneciente a la Unión Europea.

Un estado, el nuestro, que debe afrontar con urgencia una salida para su crisis de valores, para su crisis institucional y para su crisis económica. Lo que no resulta compatible con la frivolidad, la pérdida de tiempo, la falta de productividad y las discusiones bizantinas irresponsables. Y eso va con todos  nosotros.

Y al tratarse hoy pues, de unos asuntos muy importantes y de mucha trascendencia, y sobre los cuales llevamos, muchos deberes atrasados, quisiera dirigirme a todos ustedes, con una cierta solemnidad. Desearía corresponder así al encomiable esfuerzo organizativo del Colegio de Arquitectos de Murcia y también a la presencia de las autoridades, los ponentes y los amigos, que nos acompañan.

Y todo ello, no se lo oculto, con la explícita ambición, de que haya un antes y un después en España, y en las profesiones, respecto de algunas de las cuestiones que hoy se van a tratar. Que haya un avance. Un acercamiento. Procuraré contribuir, recordando el contexto general en el que se sitúa la Jornada, ciertamente, pero también, siguiendo a Paul Valery, comprometiendo, acciones concretas, porque: "solo lo que es concreto y preciso, está preparado para la acción y puede ser ejecutado". (Fin de la cita).

Compartiré con ustedes, siete consideraciones:

 

Primera consideración: respeto a la normativa de la competencia y al Supremo.

Quisiera en primer lugar, desvanecer alguna duda, si acaso la hubiere, y proclamar, nuestro absoluto respeto por la legislación de la libre competencia en el marco de un estado de derecho perteneciente a la Unión Europea y expresar también nuestra voluntad de mejora. El respeto a la legalidad es una conducta verificable de nuestro Consejo. Una larga tradición. Invito, a   quien quiera comprobarlo, a la evaluación de la jurisprudencia del Supremo que nos afecta. Cumplimiento de la ley, pero claro, de toda la ley, de todas las leyes. Porque el principio de legalidad es indivisible. Esta ley sí, aquella, no...eso no... Estamos y estaremos dispuestos siempre a mejorar. Pero quiero dejar claro que a nosotros, lo que nos orienta, es la jurisprudencia del Tribunal Supremo y no otra. No somos avotectos, no somos arquigados, solo somos arquitectos. Y con respecto a las instancias judiciales territoriales, el Cscae, que es nacional, se atiene siempre a la Jurisprudencia del Supremo.

 

Segunda consideración. Tres compromisos adicionales del CSCAE.

Ese respeto a la normativa de la libre competencia en el contexto completo de un estado de derecho, comporta sin duda, por nuestra parte, algunos deberes que cumplir y en los que podemos y debemos mejorar. Nosotros no creemos que el respeto a la libre competencia consista en un: "quítate tú que me pongo yo". Es algo más serio. Por ejemplo, es un compromiso de formación continua profesional en materias de cultura empresarial en general, y de la libre competencia en particular. Hace muchos años que decimos que nuestra profesión debe incrementar su base y su cultura empresarial. Hemos hecho un esfuerzo, pero salta a la vista que ha sido insuficiente. Por consiguiente, debemos mejorar, y vamos a ir más allá del Convenio que hoy estamos cumplimentando, diciéndoles que: (1) el Cscae, se compromete a incluir en su programa nacional de formación que cada año ofrece a los colegios, un módulo formativo específico dirigido a la divulgación y el conocimiento de la legislación de la libre competencia. Y (2) también se compromete a incluir un módulo permanente en nuestra revista dedicado a estos temas. Y ambas cosas, aunque se anuncien en Murcia, se extienden a toda España.

Por otra parte, voy a mencionar a continuación un acontecimiento muy importante. Los arquitectos españoles acabamos de aprobar nuestro nuevo Código Deontológico. Moderno, exigente, alineado con Europa. Pues bien, el Código de los Arquitectos, expresa de manera abundante y reiterada, el necesario respeto a nuestro entorno económico y otros asuntos que tienen que ver con la libre competencia y la cultura empresarial. Lo que da pie a mi  tercera concreción adicional (3): aunque la competencia para aprobar el Código Deontológico es propia, y por tanto no estamos obligados a ello, vamos a solicitar un informe a la CNMC y vamos a considerar su contenido por si acaso es posible un perfeccionamiento en algún punto de su articulado. Y eso, también es voluntario y se extiende a toda España.

 

Tercera consideración. Recapitulando (1) Somos Profesionales, no meros técnicos.

Ahora bien. Déjenme recapitular. ¿De qué estamos hablando en realidad? ¿Cuál es el contexto de esta Jornada? Nosotros no fabricamos manufacturas, ni las vendemos. Nosotros, los arquitectos, prestamos servicios. ¿Servicios técnicos? No, servicios profesionales.¿Pero, cuál la diferencia, que es un acto profesional? La Independencia, la transparencia y el conocimiento, definen al acto profesional. Así lo hacen, entre otros, el dictamen del Comité Económico y Social europeo de 2013 y nuestro Código Deontológico de 2015.

Recapitulando también.¿Qué es pues, una profesión? Necesariamente es una apuesta deontológica (juramento hipocrático) y otra de formación continua (conocimiento). Atención. Por consiguiente, no somos solo técnicos, sino profesionales. Es otro concepto y otra realidad jurídica a respetar. Por decirlo con palabras textuales del mencionado dictamen europeo:

“Las características de una profesión liberal son la prestación de un servicio idealmente de gran calidad, con marcado carácter intelectual, basado en una educación superior (académica), un compromiso con el interés de servicio público, un ejercicio de las funciones, técnica y económicamente independiente, una prestación del servicio a título personal, bajo su propia responsabilidad, la existencia de una relación de confianza especial entre el prestador del servicio y el cliente, el abandono del interés en obtener el máximo beneficio económico frente al interés del prestador por ofrecer un servicio óptimo y un compromiso de respeto estricto y preciso de la ética y las normas profesionales”.

Señores y señoras, estamos hablando de esto y no de otra cosa.

 

Cuarta consideración. Recapitulando. Sobre el Mercado de los servicios profesionales (2).

También recapitulando y recordando. El objetivo de la normativa de la competencia es, como no podría ser de otra manera, contribuir al buen funcionamiento del mercado. En nuestro caso, el buen funcionamiento del mercado de servicios profesionales. Un mercado que, sorteando la asimetría de la información, que debemos corregir, tiene también el reto ineludible de evitar el llamado "mercado de limones". Este es el objetivo. Un mercado perfectamente competitivo.

Los servicios profesionales nunca pueden ser considerados bienes de búsqueda, sino bienes de experiencia, a lo sumo de confianza. Su calidad,  solo se puede conocer ex post, y en el límite no se puede llegar a conocer. Ahora bien, dado que el mercado solo puede apreciar la calidad ex post, como sucede con los bienes de experiencia y los de confianza, los demandantes de tales servicios tenderán a seleccionar a los oferentes sólo por el precio, eligiendo a aquellos que ofrezcan sus servicios a un precio inferior, con independencia de su calidad, especialmente en términos de seguridad. Este hecho da lugar a que, a los profesionales de la arquitectura,  progresivamente, no les sea rentable invertir en calidad, sino sólo bajar sus precios, lo que da lugar a una selección adversa que desemboca en una situación denominada “mercado delimones”: se llega a un punto en el que los precios bajan tanto que una nueva bajada de precios es sinónimo de mala calidad, con lo que, contrariamente a la norma general, una bajada de precios, no aumenta la demanda sino que la disminuye, porque el mercado la asocia a mala calidad. Ahí estamos.

Llegados a este punto, son necesarios préstamos reputacionales, para salvaguardar la calidad y convencer al mercado de que debe pagar el precio necesario. Ahí estamos también. Ahí estamos los Colegios, como el de Murcia. Para evitar este grave problema es necesario exigir la pertenencia a una asociación profesional, a la que se debe pertenecer con carácter obligatorio, para evitar el triunfo de los free riders. En efecto, la garantía de calidad de todos los que tienen el título de arquitecto es un bien público, no sólo para los propios arquitectos, sino para todos los agentes económicos.

Debo recordar aquí, que la nueva Directiva Europea de Contratación Pública, contempla la mayor o menor calidad del servicio profesional ofertado, como un criterio tan válido como el precio, para competir y para decidir una adjudicación. Como dice el dictamen citado, "La característica de una profesión liberal, es la prestación de un servicio idealmente de una gran calidad." . Y eso tiene a mi parecer, alguna importancia.

 

Quinta consideración. Honorarios.

Unas palabras sobre la cuestión de los honorarios son inevitables. Creo que en este asunto tenemos reflexiones y explicaciones pendientes. Todos. Repito de nuevo: todo mi respeto a la normativa de la competencia que prohíbe a los Colegios (no a otros) promover Baremos Orientativos y que en su momento prohibió también las Tarifas obligatorias. Todo mi respeto. En efecto, el año 1997 se prohíben las Tarifas obligatorias y en 2009 los Baremos Orientativos.

Pero permítanme analizar las consecuencias reales, en el mercado real de Servicios Profesionales de Arquitectura, hoy. Porque como decía Winston Churchill, que por cierto era liberal, está muy bien tener bellas estrategias, pero ¿dan resultado?.

  1. Según un estudio reciente del Cscae, los arquitectos españoles cobran, por efectuar el mismo servicio, la mitad de lo que cobran nuestros colegas franceses y alemanes, y eso una vez descontado el distinto nivel de vida de los tres países.

  2. En el mercado público de concursos (mejor diría subastas) los tipos de licitación son extremadamente bajos (y a nuestro modo de ver incompatibles con la calidad notable que el espacio público exige) y los precios de adjudicación suponen bajas de hasta el 70% que casi nunca se consideran temerarias.

  3. No existen Pliegos de Condiciones de Licitación, que aclaren el objeto del contrato y la calidad exigible, por lo que el Cscae ha redactado y patentado, un Manual de Calidad del Proyecto Arquitectónico, extremadamente valioso, que se ofrece a todos para mejorar la seguridad jurídica, definir la calidad exigible (la que se desprende de todas las infinitas leyes a cumplir), y facilitar a quien corresponda una reflexión crítica sobre la suficiencia o no, tanto de los precios de licitación, como también, de la calidad legalmente exigible.

  4. Hay tres situaciones en Europa, todas ellas mejores que la nuestra, y que hacen posible un mercado más perfectamente competitivo. Son las siguientes:

a) Las HOAI alemanas, impulsadas por ley desde el parlamento federal.

b) Las "Herramientas de cálculo de prestaciones por tiempos", que ofrece por ejemplo y entre otros, la Orden belga de arquitectos.

c) Y por fin, la "Misión interministerial para la calidad de las construcciones públicas" del estado francés, que ofrece a todas las AAPP una herramienta informática, de uso completamente voluntario, para facilitar la definición de los tipos de licitación (ojo, que no los de adjudicación!).

El objetivo país, es disponer de un mercado perfectamente competitivo, lo que en el mercado de servicios de arquitectura está lejos de producirse. A diferencia de Europa, el mercado está completamente "a oscuras", prácticamente sin referencias orientativas, ni de calidad ni de precios, deslizándose precipitadamente hacia un "mercado de limones". Una situación dramática.

 

Sexta consideración. Respeto jurídico a las profesiones.

Pues bien, puesto que nosotros respetamos, estamos legitimados para exigir respeto. Como consecuencia, exigimos una aplicación, una explicación  y una interpretación de la legislación de la libre competencia, por parte de todos, que suponga una visión global y completa, no reductiva, que respete la naturaleza propia de los Servicios Profesionales y de su asimetría, que valore la lucha de los Colegios europeos por evitar "un mercado de limones", que valore la necesaria calidad del espacio público y privado, que considere la necesidad imperiosa de iluminar el mercado legalmente por parte de quien corresponda y que valore a las profesiones como la arquitectura, por lo que son, tal y como se describen y definen (entre otros) en el Dictamen del Comité Económico y Social Europeo de 2013 sobre "El papel y el futuro de las profesiones liberales, en la sociedad civil europea de 2020". Esa es nuestra exigencia. Nada más. Y nada menos. Y la hago en nombre de los Arquitectos pero también de todas las profesiones. Es decir la hago como presidente del Cscae y como vicepresidente de Union Profesional española.

Por nuestra parte nos comprometemos a rectificar errores si los hubiere, a respetar y a divulgar, a colaborar y a promover una auténtica cultura competitiva en nuestro colectivo. Y auténtica cultura competitiva para nosotros, significa competir en precio, sí, pero también en calidad. Somos profesionales. Tenemos el derecho y el deber de serlo. Y por supuesto tenemos el orgullo.

 

Séptima consideración. Colaboración o conflicto. Epílogo.

Termino. Cuando el proyecto de una profesión (o de un territorio o de una institución, la que sea), se centra exclusivamente en exaltar o defender su identidad, significa que se está (o se estará pronto) en la decadencia y la entropía. Y con seguridad, estará alimentando conflictos. Si por el contrario nuestros proyectos se orientan al objetivo común, hacia la misión social de cada profesión y a la institucional de cada corporación, estaremos cerca de ser efectivos y eficaces. Y estaremos cerca de poder colaborar.

Queridos amigos, no podemos basar nuestras relaciones institucionales en el conflicto. Eso es hoy, una irresponsabilidad. Un escándalo social. Es imprescindible basarlas en la cooperación y el respeto. Los conflictos sucesivos y obsesivos llevan a las crisis y a la parálisis. Por el contrario, la cooperación, es compatible con las discrepancias. Pero, las discrepancias se pueden gestionar. La crisis es más difícil.

Esa es nuestra receta para un mundo complejo.

Respeto absoluto al principio de legalidad, que no es divisible. Lo que podría traducirse en respeto a la Jurisprudencia del Supremo.

Respeto a la normativa de la libre competencia, pero a toda la normativa.

Respeto al otro, cooperación institucional máxima.

Alguna tolerancia, bastante generosidad. Y mucho esfuerzo y mucho trabajo bien intencionado.

Esa es nuestra receta. La receta de los arquitectos españoles. La receta del Colegio de Murcia y la de su Decano, mi compañero Antonio García Herrero.

Muchas gracias a todos ustedes por su atención y sobretodo, muy buena y provechosa Jornada.

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