• Expertos del “Observatorio 2030” del CSCAE valoran la eficiencia asociada al big data, pero muestran su preocupación por el acceso y la calidad de los datos  
• El presidente del CSCAE incide en la necesidad de gestionar el impacto de la tecnología a corto plazo con sectores en los que el cambio es más lento para evitar desequilibrios y desigualdades sociales

La segunda reunión del grupo de trabajo “Ciudad y Territorio Digital” del “Observatorio 2030” del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) abordó las oportunidades que han abierto Internet y el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para un mejor diseño, planificación y gestión de las ciudades, pero con cautelas, siendo conscientes de los riesgos que también entrañan. “La sociedad está cambiando muy rápido, pero, en nuestro sector, las consecuencias de las decisiones que tomamos no son a dos años, sino a cincuenta, cien o incluso más años. La cuestión es coser esas dos velocidades para evitar fracturas en la sociedad”, reflexionó el presidente del CSCAE, Lluís Comerón.

 

Celebrado en las oficinas de Distrito Telefónica, el encuentro se desarrolló a partir de las ponencias de tres expertos: David Cos, especialista en soluciones TIC para la movilidad del grupo Telefónica; la cofundadora del despacho barcelonés de innovación urbana 300.000 kilómetros por segundo, y el experto en la metodología Building Information Modeling (BIM) de la Fundación Laboral de la Construcción, David Rodríguez.

 En su ponencia, Cos destacó el impacto de la digitalización en la mejora de la movilidad en las ciudades. “Todo el entorno de la movilidad es un gran generador de datos para planificar infraestructuras de una forma más eficiente y sostenible y para ordenar el tráfico”, señaló el experto, que destacó “el valor” que tiene la monitorización de datos en tiempo real para alcanzar una movilidad “verde”. Ese es el “objetivo claro de todas las ciudades” en estos momentos -apuntó-, pero, para conseguirlo y tener ciudades inteligentes, Cos consideró que es “clave” la interoperabilidad entre plataformas, ya que, ahora, están aisladas, y que estuvieran integrados todos los servicios públicos, además de la información de los operadores privados, por lo que es fundamental la intervención de la Administración.     

Para la cofundadora de 300.000 kilómetros por segundo: “La digitalización permite hacer un urbanismo distinto”. Pero, a pesar de ese potencial transformador, advirtió de los riesgos que conlleva: “Está rompiendo pactos sociales. Estamos desprovistos de herramientas y genera escenarios muy disruptivos”. En este sentido, Santamaría abogó por promover un ecosistema de agentes que permita acceder a los datos e incluir en él los que generan las empresas, pero también a la ciudadanía para no excluir ciertas cuestiones fundamentales.   Y es que, gracias al análisis y la monitorización de datos en tiempo real, el planeamiento urbanístico puede ser simulable, adelantarse a situaciones de vulnerabilidad, como las que genera la pobreza energética, para evitarlas, y mejorar así la vida de las personas.

Como ella, David Rodríguez se mostró preocupado por el acceso y la calidad de los datos y puso el foco en que las decisiones que se toman en el sector de la edificación no solo tienen efectos a largo plazo: “Nuestros productos son únicos, además”. El experto en BIM de la Fundación Laboral de la Construcción definió esta metodología como “una palanca para la digitalización del sector”, no como un fin en sí mismo, y apuntó que habrá empresas del sector que tengan que enfrentarse a una transición y otras, a una transformación, y añadió: “No es un problema de software, sino de definición de procesos. La mayor parte de las empresas no los tienen definidos y tampoco podemos olvidar los efectos de la crisis en el sector”.

La siguiente reunión del Grupo de Trabajo “Ciudad y Territorio Digital” estará planteada desde la perspectiva de los usuarios y sus demandas.