Fuente original: www.abc.es Foto: EFE
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, realizaron hoy una visita a Libia, acompañados de un grupo de 16 empresarios, con el objetivo de ofrecer a las nuevas autoridades libias la experiencia de las empresas españolas para la reconstrucción del país, tras el derrocamiento de Muammar el Gadafi. No se buscaban contratos concretos, sino allanar el camino para el futuro, y, en cierto modo, rentabilizar el apoyo dado por España a los revolucionarios libios.
Libia tiene hoy todavía, un Gobierno provisional, formado hace un mes, y que tiene como principal misión preparar una Constitución, tras la que habrá nuevas elecciones. Los ministros del Gobierno español, el primero que llega a Trípoli tras la formación del nuevo Ejecutivo, se reunieron con Mohamed Magarief, el presidente del Congreso, que hace las funciones de jefe del Estado, con el primer ministro, Ali Zidan, y con sus respectivos colegas, para expresarles su apoyo al proceso en marcha y también para estudiar las posibilidades de desembarco en las firmas españolas.
Junto a Repsol, la única que tiene ya presencia en Libia, y que ha recuperado su producción de 330.000 barriles que tenía antes de revolución, han acompañado a los ministros, representantes deempresas de distintos sectores: Indra, Gas Natural, Cobra, Abengoa, Asfibe, Sacyr, Aries Ingenieros y Sistemas, Grupo Puentes y Calzadas, Idom, Isolux, Sercobe, Rover Alcisa, Ingecons, Anci y M. Torres Olvega.
El ministro libio de Exteriores y Cooperación, Mohamed Abdulaziz, dijo, ante los ministros españolas, que las empresas españolas son bienvenidas a Libia. España considera que hay oportunidades en infraestructuras, construcción o ampliación d e puertos, aeropuertos, ferrocarriles y también de viviendas, porque, según indicó Ana Pastor,Libia tiene necesidades de unas 900.000 unidades, y para las empresas españolas del sector y otras ligadas a ellas que pasan por momentos muy difíciles, podría ser una gran oportunidad.
Hay, no obstante, algún problema en cuanto a pagos pendientes a empresas españolas o cumplimiento de contratos hechos durante el régimen anterior. Para eso se ha acordado crear un comité mixto hispano-libio, que estudiara ese problema, que afecta también a otros países y que está siendo estudiado, asimismo, por un Comité anticorrupción libio, con el fin de determinar si alguno no fue limpio.
España, por su parte, según dijo García-Margallo, se ha comprometido a colaborar para facilitar a Libia los activos congelados en España del régimen anterior. De hecho, ya ha sido devuelto a las autoridades libias el control del Banco Árabe Español, que tenía 350 millones de euros en activo.
De todos modos, aunque obviamente el país necesita esas inversiones, la preocupación de los gobernantes libios está muy centrada ahora en la seguridad y no sólo en la jurídica, necesaria para la llegada de empresas extranjeras, sino también en lo que se refiere al control de sus amplias fronteras o al tráfico de armas y mercancías. García-Margallo se comprometió a hablar de este asunto con su el ministro de Interior español, Jorge Fernández, para ver la forma de cooperar.
También se concretará un acuerdo para la formación de médicos, entrenadores y deportistas libios en España
