COLEGIO OFICIAL DE ARQUITECTOS DE HUELVA - MAR0940
Adecuación Paisajística e Intervención en la Almadraba de Nueva Umbría, Lepe
paisaje y espacio público
Fecha de finalización de la obra: 2022-07-27
Presentado por: Autor
Descripción:
Ubicado en el paraje natural de la Flecha del Rompido, el Real de la Almadraba fue edificado en 1929 tras cuatro siglos de este arte de pesca del atún en el litoral onubense. El conjunto se compone de tres ámbitos bien diferenciados: un área formada por una serie de galpones emplazados a modo de campamento donde habitaban los trabajadores de la Almadraba, la Casa del Capitán y el grupo de piezas industriales que permitían el mantenimiento de los pertrechos de pesca, compuesto por el embarcadero, la caseta de gasoil, la caldera de fundición del alquitrán y su chimenea, y el alquitranadero. Finalmente el Real de la Almadraba se abandonó en los años setenta y fue declarado BIC en 2015
La intervención actúa sobre las piezas industriales y se completa con un nuevo sendero peatonal que une la desembocadura del río Piedras y el océano Atlántico. La rehabilitación se divide en dos ámbitos, el embarcadero y la caseta de gasoil, de los cuales apenas restaba su traza, y la caldera, la chimenea y el alquitranadero, en mejor estado de conservación aunque necesitados de una fuerte intervención. El embarcadero era una pieza inundable construida con piedras del lugar a modo de dique. Las dificilísimas condiciones de ejecución, a expensas de las mareas y de las complejas condiciones de abastecimiento, han conllevado que reconstruyamos el embarcadero con una técnica cercana a la manera romana: a partir de la traza del antiguo embarcadero, utilizando sus restos como cimentación, se ha construido un muro perimetral de hormigón ciclópeo con piedra grauwaca del lugar mediante tongadas que aprovechaban la bajamar para su puesta en obra. Esos muros, armados con fibra de vidrio en vez de acero para evitar la corrosión, quedan arriostrados por una solera inferior y otra superior. Esta forma de construcción donde el hormigón es vertido por tongadas y picado posteriormente, conforma un volumen estratificado, casi geológico, más cercano al origen de este tipo de embarcaderos y acorde al conjunto protegido y al borde fluvial. Finalmente, la solera superior que conforma el pavimento del embarcadero, se acanala mediante un molde ejecutado in situ que genera un dibujo en espiga, motivo que se repite en el Real de la Almadraba en los pavimentos que estaban dedicados al escurrido del alquitrán fundido para su recuperación.
Por otra parte, la rehabilitación de la caldera, la chimenea, el alquitranadero y el escurridero, ha partido de criterios filológicos, gracias a que su estado de conservación permitía deducir las técnicas constructivas y los acabados que habían presentado en el pasado. A la caldera, compuesta de dos hornos y la chimenea, se sube a través de una escalera cuyo ámbito central presenta un almohadillado que permitía el ascenso de los barriles de alquitrán, el cual se fundía y pasaba al alquitranadero donde las artes de pesca se colgaban de un tendedero situado entre dos pilastras que descendía hacia los dos pozos de alquitrán fundido con una polea y quedaban protegidas por la brea. Por último, las redes pasaban a la nave escurridero, donde se dejaban secar y se recuperaba el alquitrán fundido sobrante a través del suelo acanalado, remedado ahora en el embarcadero. La rehabilitación se ha llevado a cabo con piezas cerámicas de acarreo encontradas en el lugar y con morteros de cal y pintura al silicato que favorecen la transpiración de las fábricas y dota al conjunto de una apariencia que remite a su estado original, donde los volúmenes blancos, cuya geometría depurada devenía de su uso estrictamente funcional, destacaban en el paisaje.
La tercera intervención en el ámbito del Real de la Almadraba permite habilitar un camino accesible entre las dos márgenes de la Flecha. El alto valor paisajístico de este paraje natural protegido sugiere llevar a cabo una instalación reversible mediante un camino peatonal de madera que va introduciéndose en la espesura arbustiva de retama y chumbera. La geometría de esta pasarela resulta de salvar los dos potentes cordones dunares que anteceden al océano Atlántico, evitando así fuertes movimientos de tierra que alteraran el paisaje existente y pendientes excesivas que impidieran el acceso de personas con movilidad reducida. El diseño de la pasarela parte de los sistemas industriales habituales, aunque se han modificado las escuadrías para que los elementos de protección de la barandilla sean también de sujeción, resultando un elemento más abstracto que surca el paisaje sin denotar su escala y dificulta que los viandantes puedan acceder al paraje natural fuera del ámbito de la pasarela, protegiendo así la flora de junquillo, cardo, azucena y oruga de mar y los anidamientos de aguiluchos, cigüeñas y garcillas.
El proyecto sobre este conjunto paisajístico y arquitectónico protegido ha tratado de recuperar el sentido industrial del proceso almadrabero, revelando así la herencia patrimonial y etnológica de un arte de pesca milenario que convivía en sintonía con el paisaje del litoral onubense.
Valores:
Valores culturales y artísticos
La intervención en la Almadraba de Nueva Umbría y su adecuación paisajística rescata la memoria de una cultura arraigada a la costa onubense desde el siglo XVI ligada a la pesca del atún. Se trata de un conjunto en el que la arquitectura, el paisaje y la organización social convivían como una unidad: del ecosistema litoral surgía la cultura de la captura del atún, la cual establecía sus ritos y costumbres que se veían reflejados en una arquitectura dispuesta según familias, trabajadores, capitanes de Almadraba y las artes de pesca. La recuperación de este enclave almadrabero desvela todo un sistema social y cultural que estructuraba las poblaciones que se asentaban en él, cuyo recuerdo pervive aún hoy en las localidades de la comarca debido a las numerosas familias cuyos miembros trabajaron en la Almadraba. Esta interrelación entre paisaje, arquitectura, estructura social y cultura justificó su catalogación BIC de interés etnológico en 2005.
Valores asociados a la rehabilitación, renovación y regeneración
Tras décadas de abandono por el decaimiento de la industria del atún, la intervención en la Almadraba y en su entorno paisajístico supone la recuperación de un conjunto que volverá a ser utilizado por la población cuyo enclave en el litoral determinó una construcción tradicional y respetuosa con el medio. A partir de esta reflexión y de las dificultades de abastecimiento de la obra, se plantea la recuperación de las piezas que narran su pasado pesquero (embarcadero, caldera, alquitranadero, chimenea…) mediante técnicas basadas en procesos de construcción tradicionales: desde las obras hidráulicas romanas del litoral andaluz hasta la recuperación de mampuestos, fábricas y morteros de cal con material de acarreo y piedra del propio enclave. Igualmente la intervención en este paraje natural protegido propone un mínimo impacto mediante una pasarela de madera cuyo trazado se acomoda a la topografía de los cordones dunares y a las áreas de anidamiento de las especies aviares existentes.
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Sobre los autores.
Sol89
María González y Juanjo López de la Cruz
Arquitectos desde 2000, forman SOL89, un estudio desde donde intentan conciliar docencia, investigación y profesión. Su obra ha obtenido múltiples reconocimientos nacionales e internacionales como los Primeros Premios de los Colegios de Arquitectos de Sevilla y Huelva, Ascer, APlus, Enor, FAD e Hispalyt, en España, y los Fassa Bortolo, Wiener Berger, Fritz-Höger, Philippe Rotthier y 40under40 en Italia, Austria, Alemania, Bélgica y EEUU respectivamente. Nominados al premio europeo Mies van der Rohe en 2015, han sido finalistas en la Bienal Española de Arquitectura en 2014 y premiados en la de 2016 y 2021, invitados a la de Chile y la del País Vasco en 2017 y elegidos para formar parte del Pabellón español de la Bienal de Venecia en 2016 galardonado con el León de Oro. Son profesores asociados del Departamento de Proyectos de la Escuela de Arquitectura de Sevilla desde 2005 y su labor profesional y docente se extiende a la difusión del pensamiento arquitectónico mediante la colaboración habitual con publicaciones especializadas y la escritura de los libros Proyectos Encontrados (Recolectores Urbanos, 2012) y El dibujo del mundo (Lampreave, 2014). Recientemente han ganado, junto a Woodrock Architects, los concursos internacionales del Centro del Bienestar de la ciudad de Paju, el Centro de negocios del puerto de Busán y la Biblioteca Metropolitana de Jinju, todos en Corea del Sur y que se encuentran en construcción. Actualmente son los comisarios de la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.
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