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Querido compañero/a,
El día 31 de diciembre, termina mi segundo y último mandato como Presidente del Consejo de Arquitectos. Así pues, y con estas líneas, me despido de ti como Presidente, al dejar mis cargos.
Me han correspondido, sin duda alguna, los años más difíciles de la larga historia de nuestra profesión. Crisis económica, crisis institucional y crisis legal han atravesado nuestras vidas, desde el primer momento de mi mandato hasta el último. De la crisis de Bolonia (2010), a la crisis catalana (2017), pasando por la Ley de Colegios y Servicios Profesionales (2013) y la Ley de Contratos del Sector Público (2017). No ha habido ningún tipo de respiro.
No ha sido pues un período convencional, sino excepcional. No lo ha sido por las mencionadas circunstancias específicas, pero tampoco por las corrientes de fondo, estructurales, socioeconómicas y políticas, predominantes en España y en Europa. Unas corrientes de fondo que amenazan a las profesiones en general y a la nuestra en particular.
Me consta la lejanía con la que se percibe el Cscae desde la vida diaria de los arquitectos. Una lejanía que se amplifica por la profunda mutación que sufren todas las instituciones en Europa y que cuestiona constantemente su legitimidad. Y también, claro está, y de manera decisiva, por las numerosísimas burbujas comunicativas que nosotros mismos alimentamos en ocasiones, y que en vez de acercarnos, nos alejan y nos incomunican. En la medida de mis posibilidades he procurado luchar también en este frente, sabiendo sin embargo, que las circunstancias son mucho más poderosas que las personas. Y sabiendo, que nuestras circunstancias, han sido extremas en casi todo. Conviene la humildad y la moderación. Pero conviene también la exigencia profunda y el análisis de futuro. El Cscae tiene pocos medios en casi todos los sentidos. Debo recordar hoy de nuevo, que cada escala territorial de gobierno tiene poderes distintos, para resolver problemas distintos. Y puedo asegurar también, que los problemas a la escala Cscae, son hoy por hoy, abrumadoramente decisivos para todos nosotros y para nuestro futuro.
Un futuro, el de nuestra profesión, que no está asegurado en la misma medida que lo está la disciplina arquitectónica académica. La debilidad de nuestro relato profesional es en mi opinión, el mayor de nuestros riesgos. Un riesgo compartido con otras profesiones ciertamente. Como Presidente de Unión Profesional puedo deciros que hablar de profesión hoy en Europa es hablar de Deontología y Desarrollo Profesional Continuo. Ambas configuran un relato profesional, cuando lo hay. Un compromiso social, un servicio público. En nuestro caso, al servicio de la habitabilidad. Y de eso hablamos poco. Sin embargo, las profesiones que no puedan acreditar con solvencia estas apuestas y estos compromisos, corren el riesgo cierto de desaparecer como tales en un futuro cercano.
Te adjunto el balance y mi rendición de cuentas de nuestra tarea y los proyectos realizados o en proceso, y que dejamos en herencia. Lamento no haber conseguido más. Sin embargo puedo asegurarte que nos hemos dejado la piel en ello. Agradezco sinceramente tu apoyo a la profesión durante estos años, a la vez que te ofrezco mis disculpas por si te hubiera podido incomodar. En especial agradezco la tarea y el trabajo en equipo a todos los que me han acompañado estos ocho años. Consejeros y Decanos, Presidentes de las Uniones de Agrupaciones, Asambleístas, y especialmente a los miembros de los Equipos de Gobierno. Entre todos, hemos cambiado el Consejo de Arquitectos.
Te deseo un feliz año nuevo y mucho éxito en tus proyectos personales en el presente y en el futuro. Y quedo por supuesto a tu disposición en esta nueva etapa que ahora empieza.
Jordi Ludevid i Anglada
Presidente del Cscae y de Unión Profesional española
Vicepresidente del Consejo Europeo de las profesiones
Vicepresidente de la Unión Mundial de Profesiones.
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Descarga el discurso del Presidente a la Asamblea General (pdf)
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